Nos ha encantado este artículo de la compañera, de Sant Boi de Llobregat - Barcelona, sobre como "Aprender a gestionar la incertudumbre". Está publicado en Mundopsicólogos, portal donde 2T Psicología también aparece.
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Esperamos que os guste
Aprender a gestionar la incertidumbre
Las dudas sobre lo que puede pasar en un futuro, es
decir, si las decisiones que tomamos son acertadas o nos equivocaremos, pueden
pasarnos factura. Aprende a gestionar tu incertidumbre.
En un
mundo en el que cada vez nos gusta más tenerlo todo controlado y atado,
una sociedad que a golpe de click puede saber cualquier cosa, todo lo que acontece
en cualquier lugar del planeta, ya sea presente o pasado, nos cuesta gestionar
y aceptar la incertidumbre, que se define como la falta de certeza o confianza
sobre algo futuro, generando la sensación de inquietud e
incluso miedo.
La incertidumbre nos
provoca además una sensación de inseguridad y ésta trae
consigo la desagradable ansiedad. Nos toca
entonces enfrentarnos a situaciones que se escapan totalmente de nuestro
control para reducir estas sensaciones tan desagradables.
Algunos
ejemplos de situaciones que pueden provocar una
incertidumbre angustiosa son: dudar sobre si la relación de pareja que tienes
será la definitiva o si es el hombre o mujer de tu vida, posibles enfermedades
que puedas contraer, si el puesto de trabajo que tienes se mantendrá siempre en
buenas condiciones o empeorará, saber si debes o no cambiar de trabajo por otro
que aparentemente es mejor, cómo gestionarás la enfermedad grave y/o muerte de
un ser querido, si la profesión que has escogido es con la que te jubilarás...
Algunas de estas situaciones son hipótesis que no se sabe si sucederán,
mientras que otras son fruto de dudas que se pueden presentar sobre la
situación presente y sobre los cambios que se tienen que poder hacer para
mejorar la situación (temiendo que al escoger camino, puedas equivocarte y
estar peor que como estabas antes del cambio).
A los pacientes que temen la incertidumbre les suelo
dibujar en una hoja un camino. Les explico que se imaginen que están haciendo
una excursión y van siguiendo el sendero, pero de repente éste se bifurca en
dos y aparece la incertidumbre. ¿Cuál será el mejor camino a tomar? Entonces es
cuando hacemos el balance de pros y contras de cada una de las opciones. Uno de
los caminos parece más iluminado pero tiene una gran cuesta que impide ver más
allá. El otro camino es más llano pero parece más sombrío y húmedo. ¿Qué decisión
es la más acertada? Muchos pacientes son incapaces de tomar una decisión. Le
dan vueltas una y otra vez a los pros y contras pero no consiguen escoger.
Entonces les explico que pueden tomar el camino que aparentemente les vaya
mejor. Si no están en forma quizás escogerán el camino sombrío pero llano.
Ahora bien, antes de la bifurcación pueden escoger el camino por lo que ven
hasta donde les alcanza la vista pero nunca sabrán cómo es ese camino en su
totalidad hasta que lo hayan atravesado y llegado al destino. Pues eso es lo
que pasa en la vida real, como no podemos saber a ciencia cierta lo que nos
encontraremos porque forma parte del futuro o de una situación que aún no
tenemos en nuestras manos, lo mejor es seguir caminando y sortear los
obstáculos que nos va deparando el futuro pero si nos quedamos parados llegará
la noche y sufriremos hipotermia.
¿Qué
puedo hacer para tolerar la incertidumbre?
·
Preguntarte: ¿Puedo cambiar esta
situación? Si el cambio depende de ti, valora tus
opciones y escoge una de ellas pero si el cambio no depende de ti y simplemente
hay que esperar a que llegue ese futuro, acepta que no puedes hacer otra cosa y
espera a que el futuro se convierta en presente.
·
Aceptar que no podemos saberlo todo: Parece evidente, pero muchas veces jugamos a ser la pitonisa Lola. Queremos
barajar todas las hipótesis y tememos el error. Hay que aceptar que el futuro
no lo sabremos hasta que llegue y lo que sí podemos cambiar es nuestro presente.
Así, hay que hacer balance de la situación y escoger en función a lo que
creemos que nos va a hacer sentir mejor.
·
Intenta ser objetivo/a: Valora la situación como si la estuvieras viendo desde la televisión de tu
casa, es decir como un espectador en lugar de protagonista. Los toros desde la
barrera se ven mejor y se puede saber qué hacer y qué no. Valora además cómo te
sentirás cuando seas mayor y eches la vista atrás, ¿esas dudas que tuviste
tenían sentido?, ¿qué habrías hecho, te habrías preocupado tanto?, ¿qué
preocupaciones son realmente importantes?
·
Hacer caso a la intuición: Normalmente no nos falla. Un gran porcentaje de nuestros procesos
internos son inconscientes, en muchos aspectos actuamos por impulsos y solemos
acertar por norma general. Deja de pensar tanto y trabaja desde el corazón. El
cerebro va de listo y muchas veces es muy retorcido haciéndonos dudar.
·
Detecta y gestiona tus emociones: Trabaja tu ansiedad y miedos, detecta tus pensamientos y elabora tus
emociones. Si sientes rabia, intenta elaborarla para no pagarla con quien no se
lo merece. Si tienes ansiedad, realiza técnicas de relajación y detecta los
pensamientos que pueden estar provocándola y una vez detectados, cuestiona su
veracidad. Todo este trabajo nos llevará a la toma de decisiones y por tanto,
dejaremos de sentir incertidumbre.
·
Entrena tu flexibilidad: El miedo a la incertidumbre aparece sobre todo cuando tememos el error.
Aceptar la posibilidad de equivocarnos y dejar de ser tan exigentes con
nosotros mismos es una vía para tolerar mejor la incertidumbre. Además, si
confías en tus recursos y habilidades para enfrentarte a las diferentes
situaciones, temerás menos el futuro porque pase lo que pase confiarás en poder
encontrar buenas soluciones.
·
Constancia: Una vez tomes una decisión no recules a menos que se estrictamente
necesario. Pon a prueba tu perseverancia y tu capacidad para conseguir nuevas
metas. Esto te permitirá aprender y dotarte de más recursos y habilidades así
como reponerte a las adversidades. Todo ello hará que te conviertas en una
persona más segura de ti misma y el miedo a la incertidumbre se irá reduciendo
poco a poco.
·
Valora tu presente: Está bien ponerse metas y tener la vista puesta en el futuro pero no
podemos dejar de mirar nuestros pies y dónde estamos pisando en cada momento.
Si sólo vemos el destino, puede que tropecemos con alguna piedra del camino.
¿Qué tienes ahora en tu vida? Valora lo positivo de tu vida y no sólo lo que
quieres conseguir. Un poco de ambición está bien pero siempre en pequeñas
dosis.
Encarni Muñoz Silva
Psicóloga sanitaria, colegiada nº 16918